Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

viernes, 11 de marzo de 2016

Deflación y estancamiento

Alejandro Nadal, La Jornada

Durante años las autoridades monetarias y los organismos financieros internacionales impulsaron una política monetaria dirigida a controlar la inflación. El gasto público tuvo que subordinarse a ese imperativo central que era la estabilidad de precios. La política de tasas de interés respondía a la necesidad de enfriar la economía cuando el calentamiento llevara riesgos inflacionarios. Y la política de ingresos también estuvo sometida a la exigencia de contener la demanda agregada. De ahí sale la contención del crecimiento de los salarios. Pero ahora las cosas han cambiado y con la crisis económica global descubrimos que en Europa, Estados Unidos, Japón e incluso China, el verdadero enemigo es la deflación.

Pero ¿por qué es mala la deflación? Hay varias razones. Primero, una reducción sostenida del nivel general de precios hace que los agentes económicos estén menos dispuestos a realizar gastos. Cuando los precios caen los consumidores tienen expectativas de que seguirán reduciéndose y prefieren esperar a que caigan todavía más. La demanda agregada se reduce, la actividad económica se frena y el desempleo aumenta.

Segundo, los agentes económicos no están dispuestos a tomar préstamos porque cuando tengan que repagar sus deudas, lo harán en una moneda que valdrá más que la que recibieron cuando aceptaron el crédito. Es decir, la deflación perjudica a los deudores y beneficia a los acreedores. Ésta es la imagen espejo del mundo en el que la inflación es el enemigo de los acreedores. Aceptar un crédito cuando los precios están cayendo no es bueno para el deudor porque el peso de su deuda se incrementará en términos reales. Y eso incluye a los empresarios que les gustaría embarcarse en una operación productiva.

Tercero, desde el punto de vista de la oferta hay que señalar que los inversionistas no tienen ningún interés en embarcarse en nuevas aventuras productivas cuando observan que los precios están reduciéndose. Es cierto que tampoco les gusta un escenario de fuerte inflación, pero un incremento moderado de precios, digamos de 5 o 7 por ciento no les hace sentir que están en la hiperinflación de la república de Weimar o en Zimbabue. En cambio detrás del problema de la deflación se esconde el espectro de un mundo en el que se estará produciendo con pérdidas.

En conjunto, estas tres razones pueden conducir a una severa contracción económica en la que las fuerzas que se desencadenan se retroalimentan y hacen muy difícil salir de una recesión. Eso es precisamente lo que estamos presenciando en casi todos los centros motores de la economía mundial, desde Europa y Estados Unidos hasta Japón. Varios indicadores muestran que la economía en China podría irse dirigiendo a un escenario similar. Esto es lo que alimenta la idea del estancamiento secular.

¿Qué pueden hacer las autoridades económicas frente a la deflación? Pues la verdad es que bastante poco. Hoy vemos que los bancos centrales han llevado sus tasas de interés al límite inferior más bajo, a cero por ciento, pero el impacto sobre el consumo y la inversión, es decir, sobre la demanda agregada, es muy débil. Eso se debe a que a pesar de que los precios están cayendo, los consumidores no tienden a incrementar su gasto porque también tienen expectativas negativas debido a que el peso de sus deudas se está incrementando en términos reales. O sea que el efecto positivo del descenso en los precios se contrarresta por el endeudamiento. Y hay que recordar que en los últimos dos decenios el endeudamiento de casi todos los agentes económicos (familias y empresas) ha sido el impulsor del crecimiento. Hoy el sobreendeudamiento hace que el consumidor no responda a la caída en los precios porque todavía prevalece el efecto de la orgía de sobrendeudamiento y los agentes buscan por todos los medios posibles reducir la carga de deudas.

Este fenómeno es especialmente severo en China, así que no tiene mucho sentido apostar a que su economía pueda volverse motor del crecimiento mundial. En los últimos veinte años, mientras la maquinaria de propaganda del neoliberalismo hacía que todo el mundo se maravillara por las altas tasas de crecimiento en China, los bancos daban créditos a quien quisiera construir rascacielos transparentes, ciudades fantasmas o carreteras que no iban a ninguna parte. Y ahora que el banco central chino relaja al extremo su política monetaria, recortando el nivel de reservas que los bancos comerciales o semi-privados deben mantener en el instituto monetario, ningún analista espera que esta medida pueda acelerar el crecimiento.

Los bancos centrales en el mundo capitalista desarrollado buscan regresar a niveles de inflación moderados. Por ejemplo, en Estados Unidos y en Suecia, la Reserva federal y la Riksbank buscan regresar a una tasa de crecimiento con una inflación de 2 por ciento. Quizás la Fed tenga que seguir el ejemplo de los suecos e instaurar tasas de interés negativas. De todos modos, el impacto sobre la demanda agregada ha sido casi despreciable en Suecia. Decididamente, algo está cambiando en el capitalismo contemporáneo.

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¿Cuáles son los 6 países más desiguales de América Latina?

Marcelo Justo

Personas que viven de recoger basura hacen cola para recibir alimentos de una ONG en HondurasImage copyrightGetty
Image captionEn Honduras, 64,5% de la población vive en situación de pobreza.
América Latina no es la región más pobre del planeta, pero compite con África por el título de la más desigual.
La base de datos del Banco Mundial, actualizada el pasado diciembre, muestra que los primeros cinco países en el ranking de la desigualdad son africanos, seguidos por cinco latinoamericanos.
Entre los 14 más desiguales a nivel global figuran Honduras (6), Colombia (7),Brasil (8), Guatemala (9), Panamá (10) y Chile (14).
El Banco Mundial utilizó el coeficiente Gini para medir la desigualdad en base a dos variables absolutas: el cero (todos tienen el mismo ingreso o perfecta igualdad) y el 1 (una persona concentra todo el ingreso y el resto no tiene nada o desigualdad absoluta).
Una de las sorpresas es que países de ingreso mediano bajo, normalmente identificados como pobres (Honduras, Guatemala), tienen prácticamente el mismo nivel de desigualdad que otros de ingresos medio-altos o altos (Chile).
Image copyrightGettyUn hombre que vive de recoger basura carga una bolsa con comida.
Image captionAlgunos países suman a la pobreza los problemas de la desigualdad.
El economista de la Universidad de Quilmes y de AEDA (Asociación de Economía para el Desarrollo de Argentina) Germán Herrera Bartis señala que es necesario distinguir entre pobreza y desigualdad en este grupo heterogéneo.
"La pobreza se vincula con el ingreso medio de una sociedad. La desigualdad con la distribución. No hay una relación lineal entre ambos. Por eso se puede tener países pobres muy desiguales, pero también países de ingresos medianos o de altos ingresos, como Brasil o Estados Unidos, con altos niveles de desigualdad", indicó a BBC Mundo.
  • Honduras

Según el Banco Mundial, Honduras tiene un 64,5% de la población en situación de pobreza y un 42.6% en extrema pobreza (menos de 2,5 dólares al día).
En términos del coeficiente Gini, la desigualdad es del 53,7.
"Este coeficiente hay que ubicarlo en la serie de países para darse una idea. El país más igualitario, Noruega, tiene un índice de 25,9 y el más desigual, Sudáfrica, un 63,4", indicó a BBC Mundo Herrera Bartis.
El Banco Mundial comparó ingresos, pero una desigualdad similar se percibe en términos de acceso a la salud o a la educación.
En el índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas que mide conjuntamente ingreso, expectativa de vida y de educación de un país, Honduras pierde siete puntos cuando se pondera el impacto de la desigualdad en las mediciones.

Los seis países más desiguales de América Latina

Medición según el coeficiente de Gini

  • 53,7 Honduras
  • 53,5 Colombia
  • 52,9 Brasil
  • 52,4 Guatemala
  • 51,7 Panamá
  • 50,5 Chile
La disparidad es tal que los niños más pobres solo acceden a cuatro años promedio de educación mientras que los más ricos tienen 10 años y más, cifras que se profundizan cuando se compara la desigualdad en zonas rurales y urbanas.
  • Guatemala

El otro país con ingreso mediano bajo es Guatemala, noveno a nivel mundial y cuarto en la región.
Según el Banco Mundial, Guatemala consiguió una reducción de la pobreza del 5% a principios de este siglo, pero para 2011 los índices volvieron a subir hasta llegar al 53,7% con una situación particularmente difícil en casi la mitad de los municipios rurales, donde ocho de cada 10 personas son pobres.
Esta situación no se puede achacar a la falta de crecimiento.
Con el paréntesis del estallido financiero 2008-2009, Guatemala aumentó su Producto Interno Bruto (PIB) más de un 3% anual en lo que va del siglo.
A pesar de esto la desigualdad sigue siendo una de las más elevadas de la región: el 52,4%, apenas unos puntos por detrás de Honduras.
Image copyrightGettyDos campesinas cargan dos sacos.
Image captionLas disparidades aumentan cuando se compara a los habitantes de las zonas rurales con los que viven en las ciudades.
Según el Banco Mundial uno de los problemas más graves es la escasa recaudación fiscal, "el menor porcentaje de ingresos públicos en el mundo en relación con el tamaño de su economía".
"Hay un círculo vicioso de la pobreza y la desigualdad. Una sociedad de bajos ingresos, de baja recaudación y muy desigual no genera el nivel de demanda que se requiere para atraer inversiones que hagan crecer la economía", señala Herrea Bartis.
  • Colombia

Entre los países latinoamericanos de ingresos medio y altos, Colombia se encuentra en primer lugar en niveles de desigualdad, apenas por debajo de Honduras, a pesar de que, en términos de PIB, los colombianos están 74 puestos por encima de los hondureños.
En Colombia el 10% de la población más rica del país gana cuatro veces más que el 40% más pobre.
A pesar de que la pobreza ha caído desde 2002 en adelante, la desigualdad se mantiene constante.
En el índice de desarrollo humano de la ONU, Colombia pierde diez puntos una vez que se lo pondera en términos de desigualdad de acceso a la salud, la educación y bajos salarios.
Las señales de desigualdad se extienden por todo el tejido económico-social.
Image copyrightGettyDos mujeres cargan botes con agua en Colombia.
Image captionLa desigualdad se acrecienta en muchos casos al tomar en cuenta el acceso a los servicios más básicos.
Según una investigación de Ana María Ibáñez, decana de Economía de la Universidad de Los Andes, en 2010 un 77,6% de la tierra estaba en manos de 13,7% de los propietarios.
Aplicando el coeficiente Gini a la distribución de la tierra, esta proporción da uno de los índices más altos de desigualdad: un 0,86.
  • Brasil

Octavo a nivel mundial, tercero en la región, la mayor economía de América Latina, Brasil es uno de los casos más flagrantes de convivencia entre una reducción de la pobreza y un aumento de la desigualdad.
Si en 2006 el 5% más rico acaparaba el 40% del ingreso total, en 2012 había aumentado esta participación hasta llegar al 44% a pesar de las políticas sociales del gobierno y el impacto del plan Fome Cero (Hambre Cero) que sacó a 40 millones de personas de la pobreza.
Esta desigualdad sería más abismal aún si se contara toda la riqueza no declarada en un país que tiene una evasión fiscal del 13,4% y una economía en la sombra del 39%.
Mucho más difícil de ocultar, es la disparidad de acceso a salud y educación, algo que se visibilizó a nivel global en las protestas que precedieron a la Copa del Mundo 2014.
No sorprende que, una vez que se incorpora la desigualdad a la evaluación de sus indicadores de ingreso, salud y educación, Brasil registre una caída de 20 puntos en términos de Desarrollo Humano de la ONU.
Image copyrightGettyManifestante en Brasil en contra del Mundial de Fútbol.
Image captionEn Brasil, hubo protestas en contra del Mundial de Fútbol debido a las dificultades económicas que vive una parte de la sociedad.
Si se toma en cuenta que el año pasado el PIB se desplomó en un 3,8%, la situación no luce promisoria.
"Los procesos económicos contractivos acompañados de ajuste fiscal golpean a los que menos tienen y, por lo general, aumentan tanto la pobreza como la desigualdad", indicó Herrera Bartis.
  • Panamá

En términos de caída o desaceleración económica Panamá es una de las excepciones de la región.
Con un crecimiento promedio del 7% en los últimos 10 años, no se vio afectada por la caída de los precios de las materias primas: su PIB aumentó más del 6% en 2015.
Pero una cosa es la vida en esa opulenta "Little Manhattan" que puede ser la Ciudad de Panamá y otra la de las barriadas o el interior del país.
Los ingresos reflejan el abismo que separa a los rascacielos y las casas de precarios techos de chapa: el coeficiente Gini alcanza el 51,7.
Pero no son el único factor.
Image copyrightGettyDesigualdad en Panamá.
Image captionPese al crecimiento económico de la última década, en Panamá son visibles las desigualdades.
Un 25% de la población panameña no tiene servicios sanitarios, un 5% no tiene agua potable, un 11% sufre de desnutrición y otro 11% vive en casas con pisos de tierra.
En el índice de desarrollo humano de la ONU Panamá pierde 20 puntos cuando se incluye el impacto de la desigualdad en la medición.
  • Chile

Es la economía regional que más ha crecido desde los años 80 y suele ser encomiada como modelo virtuoso para el resto de la región.
Sin embargo, el informe de 2015 de la OCDE, que agrupa a 34 naciones de altos ingresos, subraya los niveles de desigualdad en la sociedad chilena.
"Chile sigue siendo una sociedad altamente desigual en términos de ingresos, educación y bienestar. El mercado laboral muestra una dualidad que redunda en una muy desigual distribución salarial", señala el informe.
En efecto, el 10% más rico tiene un ingreso 27 veces superior al 10% más pobre.
Así, en la medición de desigualdad del Banco Mundial, Chile aparece en el decimocuarto lugar a nivel mundial y en el sexto de las economías de la región.
Debido a la limitada intervención estatal, la situación empeora cuando se considera también el acceso a la salud y la educación.
Image copyrightGettyUn hombre protesta en Chile.
Image captionPese a ser un país de ingresos altos, la desigualdad persiste en Chile.
En el índice de Desarrollo Humano de la ONU, Chile pierde 13 puntos una vez que se suma la desigualdad conjunta de ingresos, acceso a salud y educación.
Sin embargo, Herrera Bartis señala dos reformas que están mejorando la situación.
"En la primera presidencia de Bachelet se introdujo la jubilación solidaria para los que no habían contribuido lo suficiente para una pensión. En su actual mandato, es la ley de inclusión escolar por la que se busca avanzar progresivamente hacia una mayor gratuidad del sistema. Pero la foto de Chile es de una economía profundamente desigual", señaló a BBC Mundo Herrera Bartis.