Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

sábado, 12 de marzo de 2016

La caída de la demanda: ¿secuela reptando la realidad?

Immanuel Wallerstein

La ideología neoliberal ha dominado el discurso mundial durante los primeros 15 años del siglo XXI. El mantra ha sido que la única política viable para gobiernos y movimientos sociales era otorgar prioridad a algo conocido como mercado. La resistencia a esta creencia se volvió mínima, en tanto partidos y movimientos que se dicen a sí mismos de izquierda, o por lo menos de centro-izquierda, abandonaron su tradicional énfasis en medidas propias de un Estado de bienestar y aceptaron la validez de esta posición orientada al mercado. Arguyeron que por lo menos se podría suavizar su impacto reteniendo alguna pequeña parte de las históricas redes de seguridad construidas por más de 150 años.

La política resultante fue una que radicalmente redujo el nivel de impuestos para los sectores más acaudalados de la población, lo que por tanto incrementó la brecha del ingreso entre este sector acaudalado y el resto de la población. Las firmas, en especial las grandes, pudieron incrementar sus niveles de ganancia reduciendo o dislocando sus empleos.

La justificación ofrecida por sus proponentes fue que, con el tiempo, esta política volvería a crear los empleos que se habían perdido y que habría algún efecto de derrama del valor incrementado que podría crearse si se permitía que el mercado prevaleciera. El llamado mercado nunca fue una fuerza independiente de la política. Pero esta verdad elemental fue diligentemente pasada por alto o, si alguna vez se le discutía, se le negaba con ferocidad.

¿Terminó aquel día? ¿Hay lo que en un reciente artículo de Le Monde se le llama un regreso tímido de las instituciones del establishment a una preocupación por sostener la demanda? Ocurrieron por lo menos dos signos de esto, ambos de peso considerable. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido por mucho tiempo el pilar más fuerte de la ideología neoliberal, e impone sus requisitos a todos los gobiernos que le solicitan préstamos. No obstante, en un memorándum emitido el 24 de febrero de 2016, el Fondo Monetario Internacional expresó sus preocupaciones en público en relación con lo anémica que se ha tornado la demanda. Urgió a que los ministros de Finanzas del G-20 se movieran más allá de las políticas monetarias para dar aliento a las inversiones en vez de a los ahorros, para sostener la demanda creando empleos. Esto significa un viraje muy fuerte para el FMI.

Más o menos al mismo tiempo (el 18 de febrero), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el segundo pilar en importancia en cuanto a ideología neoliberal, difundió un memorándum anunciando un viraje semejante. Y dijo que era urgente involucrarsecolectivamente en acciones que pudieran sostener la demanda mundial.

Por eso mi pregunta: ¿se cuela reptando la realidad? Bueno, sí, aunque sólo sea tímidamente. El hecho es que, a escala global, el crecimiento prometido en producción de valor agregado no ha ocurrido. Por supuesto la caída es dispareja. China sigue creciendo, aunque sea a un ritmo reducido, uno que amenaza con caer aún más. Estados Unidos parece seguir creciendo, en gran medida porque, relativamente, el dólar sigue pareciendo el lugar más seguro para que los gobiernos y los ricos estacionen su dinero. Pero la deflación parece haberse vuelto la realidad dominante de casi toda Europa y de casi todas las llamadas economías emergentes del sur global.

Ahora todos estamos en un juego de espera. ¿Acaso las tímidas jugadas recomendadas por el FMI y la OCDE restañarán la realidad de una demanda mundial en declive? ¿Podrá resistir el dólar una ulterior pérdida de la confianza en su capacidad para ser un repositorio estable del valor? ¿O nos movemos hacia un alocado vaivén mucho mayor y más severo en el llamado mercado, con todas las consecuencias políticas que esto sin duda acarreará?

Una caída en la demanda mundial es la consecuencia directa de una reducción en el empleo mundial. En los últimos 200, inclusive 500 años, cada vez que había un cambio tecnológico que desaparecía empleos en alguno de los sectores productivos, los obreros que estaban perdiendo su empleo resistieron estos cambios. Quienes resistían se involucraron en las llamadas demandas ludditas de mantener la tecnología previa.

Políticamente, la resistencia luddita siempre ha demostrado ser infructuosa. Las fuerzas del establishment dijeron siempre que se crearían nuevos empleos en reemplazo de aquellos que se perdieron, y que se renovaría el crecimiento. Y era cierto. De hecho se crearon nuevos empleos –pero no entre los trabajadores de cuello azul. Más bien los nuevos empleos fueron trabajos de cuello blanco. Como resultado, y en el más largo plazo, la economía-mundo vio una reducción en los empleos de cuello azul y un aumento significativo en el porcentaje de los trabajadores de cuello blanco.

Se ha asumido siempre que los empleos de cuello blanco estaban exentos de eliminación. Se suponía que estos empleos requerían interacciones de humanos con otros humanos. Se pensaba que no había máquinas que pudieran reemplazar al trabajador humano. Bueno, eso ya no es así.

Ha habido un gran avance tecnológico que permite que las máquinas realicen cálculos de enormes cantidades de datos que hasta ahora fueron el ámbito de asesores financieros de nivel bajo. De hecho estas máquinas están en camino de eliminar puestos de trabajo de esos empleos de cuello blanco de nivel bajo. Con seguridad, esto todavía no ha afectado a los que podrían llamarse puestos de supervisión o mayor nivel. Pero uno puede ver para dónde sopla el viento.

Cuando los puestos de cuello blanco eran eliminados o reducidos en número, de hecho fueron reemplazados por nuevos puestos de cuello blanco. Sin embargo, ahora, cuando desaparecen puestos de cuello blanco, ¿dónde está el contenedor de los nuevos empleos que vayan a crearse? Y si no pueden ser localizados, el efecto global es que disminuyen severamente la demanda efectiva.

Sin embargo, la demanda efectiva es el sine qua non del capitalismo como sistema histórico. Sin una demanda efectiva, no puede haber acumulación de capital. Ésta es la realidad que parece colarse reptando. No sorprende entonces que se expresen las preocupaciones. Pero no es probable que los tímidosintentos de lidiar con esta nueva realidad hagan, de hecho, una diferencia. La crisis estructural de nuestro sistema está en plena expansión. La gran pregunta no es si podemos reparar el sistema, sino con qué vamos a reemplazarlo.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

Transita el turismo por su mejor momento

Por Minerva Hernández Basso, Opciones
El sector turístico cubano transita por momentos históricos y sigue superando sus propias marcas a partir de resultados sin precedentes. Así lo confirmó recientemente el titular del ramo Manuel Marrero Cruz, cuando aseguró que  este año los resultados económicos se están viendo correspondidos con la bonanza mercantil, hasta el punto en que "se está creciendo más económicamente que de forma comercial".
Reconoció que enero último fue el mes más grande de la historia del turismo en todos los sentidos, según palabras expresadas ante representantes del gremio y transmitidas por la radio nacional. Acerca de los ingresos destacó el 20 % de incremento en comparación con similar mes del pasado año y resaltó el sobrecumplimiento en 5 %, del plan el que calificó de ambicioso; en tanto, las utilidades aumentaron 33 % y se registró el 13 % de ascenso por encima de lo planificado para este mes inicial de 2016.
Al mismo tiempo, explicó el Ministro que el índice de costos y gastos "debe ser el histórico más bajo del turismo, hubo resultados muy alentadores".
Igualmente confirmó la consecución del nuevo récord de llegadas de visitantes internacionales, en ese primer mes del año y en el cual el país recibió "casi medio millón de turistas,", precisó Marrero. Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) fijaron la cifra en 417 764 turistas.
En este primer mes  con 173 727 visitantes, Canadá se mantuvo como principal mercado emisor, una posición mantenida durante todos estos años, aunque en esta ocasión se observó un  ligero descenso de 4 % en comparación con similar mes de 2014. Por el volumen de las  emisiones y con crecimientos sustanciales le siguen Italia, en la segunda posición, y a continuación Alemania, Francia, Inglaterra y España.
Con anterioridad, y según estimados extraoficiales, se había mencionado el crecimiento del número de visitantes estadounidenses. Según confirmaron las autoridades del sector para viajar a Cuba los ciudadanos de esa nación no pueden acogerse a ningún programa turístico y solo pueden atenerse a las nuevas facilidades ofrecidas por las 12 licencias autorizadas por el Gobierno norteamericano.
Aun así se habla de una posible avalancha que pudiera surgir con la apertura prevista de vuelos regulares directos, tras la firma del Memorando de Entendimiento entre los gobiernos de los dos países, en torno al transporte aéreo que puede incrementar el intercambio con la Mayor de las Antillas.
Buenas pautas de 2015
A pesar del relevante crecimiento de los arribos de viajeros en 2015, el Ministro cubano de Turismo reconoció que no hubo realmente correspondencia de los resultados económicos con los magníficos logros comerciales.
No obstante, ha sido calificado como año de récords tras sumar la llegada al país de tres millones y medio de visitantes foráneos y promediar 17,4 % de crecimiento. Además, en ese período   las entidades del sector del turismo ingresaron a la economía 1 940 170 200 pesos convertibles.
Dicha suma significó 10,7 % de crecimiento en comparación con el año anterior, según datos de ONEI. Esa misma fuente destacó incrementos en las ramas de alojamiento 6,5 %, comercio minorista 9,3 %, gastronomía 10,5 %, transporte 22,9 % y en la recreación con 12,7 % de ascenso.
Mayoritariamente los que eligieron a Cuba lo hicieron con fines de ocio y recreo, el principal motivo de viaje que sumó 3 363 372 pasajeros, según datos de la ONEI. Otros intereses fueron los negocios, asuntos profesionales, eventos y salud.
Este año la esfera cubana del turismo espera recibir a unos 200 000 visitantes más que el pasado. Para ello despliega una amplia campaña de promoción de ferias internacionales en las cuales se destacan las bondades de esta Isla y se extiende la invitación para la venidera Feria Internacional de Turismo FITCuba 2016, que se realizará en mayo y tendrá por sede la capital del país.
Según se ha anunciado, el sector impulsa un amplio programa inversionista que concluirá con la apertura de nuevos hoteles y la puesta en explotación de más de 3 790 habitaciones, así como la recuperación y mejoramiento de otras 5 677, que aumentarán las capacidades de hospedajes en distintas regiones de la Mayor de las Antillas.

Comercio y tribulaciones

Por qué ha ganado Bernie Sanders en Michigan por una pequeña diferencia, cuando las encuestas decían que Hillary Clinton le llevaba mucha ventaja? Nadie lo sabe con certeza, pero hay muchas teorías sobre la posibilidad de que Sanders haya ganado terreno insistiendo en los aspectos negativos de los acuerdos comerciales. Mientras tanto, Donald Trump, a la vez que dirigía la mayoría de sus ataques contra los inmigrantes, también ha criticado las prácticas comerciales supuestamente desleales de China y otros países.

¿Significa esto que al fin ha llegado la hora del proteccionismo? Tal vez sí o tal vez no: hay otras explicaciones posibles para lo de Michigan, y los defensores del libre comercio han dado la voz de alarma una y otra vez sobre distintas oleadas de proteccionismo que nunca llegaron. Así y todo, puede que esta vez sea diferente. Y si es cierto que el proteccionismo se está convirtiendo en una fuerza política importante, ¿cómo debería responder la gente razonable (economistas y otros)?

Para que el debate sobre el comercio cobre sentido, hay tres cosas que deben saber.

La primera es que hemos llegado adonde estamos —un mundo de libre comercio, en su mayoría— tras varias generaciones de diplomacia internacional, un proceso que se remonta a la época de Roosevelt. Este proceso combina una serie de contrapartidas —abro mis mercados si tú abres los tuyos— con normas que evitan los retrocesos.

La segunda es que el proteccionismo casi siempre exagera los efectos adversos de la liberalización comercial. La globalización es uno de los varios factores que explican el aumento de la desigualdad de las rentas, y los acuerdos comerciales, a su vez, son solo uno de los elementos de la globalización. Los déficits comerciales son una causa importante del declive del empleo en la industria estadounidense desde 2000, pero dicho declive empezó mucho antes. Y hasta nuestro déficit comercial se debe sobre todo a factores no relacionados con la política comercial, como un dólar fuerte que se ve estimulado por un capital mundial en busca de refugio.

Y sí, Sanders hace demagogia con el asunto, por ejemplo, cuando en Twitter relaciona el declive de Detroit, que empezó en la década de 1960 y tiene muy poco que ver con la liberalización comercial, con las “políticas de libre comercio de Hillary Clinton”.

Dicho eso, no todos los defensores del libre comercio son un dechado de honradez intelectual. De hecho, la defensa que hace la élite de un comercio aún más libre, que es lo que llega a los ciudadanos, es un timo en su mayoría. Y eso es cierto aunque excluyamos las tonterías más evidentes, como la afirmación de Mitt Romney de que el proteccionismo causa recesiones. Lo que escuchamos, demasiado a menudo, es que el comercio impulsa la creación de empleo, que los acuerdos comerciales tienen grandes compensaciones en forma de crecimiento económico y que son buenos para todo el mundo.

Sin embargo, lo que los modelos de comercio internacional utilizados por los verdaderos expertos nos dicen es que, en general, los acuerdos que fomentan el comercio ni crean ni destruyen puestos de trabajo; que suelen contribuir a que los países sean más ricos y más eficaces, pero que las cifras no son tan elevadas; y que es fácil que haya gente que salga perdiendo y también gente que salga ganando. En principio, las ganancias generales hacen que los ganadores puedan compensar a los perdedores, de modo que todo el mundo sale bien librado. En la práctica, sobre todo teniendo en cuenta el obstruccionismo de tierra quemada del Partido Republicano, eso no va a suceder.

¿Por qué, entonces, nos molestamos siquiera en tratar de conseguir estos acuerdos? Una gran parte de la respuesta la encontramos en la política exterior: los acuerdos comerciales mundiales, desde la década de 1940 hasta la de 1980, se utilizaron para unir a los países democráticos durante la Guerra Fría, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) se utilizó para recompensar y alentar a los reformistas mexicanos, y así sucesivamente.

Y a cualquiera que critique esos acuerdos del pasado, como Trump o Sanders, habría que preguntarle qué propone, exactamente, que hagamos ahora. ¿Pretenden decir que deberíamos hacer pedazos los acuerdos internacionales de Estados Unidos? ¿Se han planteado lo que eso supondría para nuestra credibilidad y nuestra reputación en el mundo?

Los políticos deberían ser sinceros y realistas sobre el comercio en lugar de soltar golpes bajos

En concreto, pienso en el cambio climático, un problema gravísimo al que no podemos enfrentarnos de manera eficaz a menos que todos los países importantes se impliquen en un esfuerzo conjunto, del que el acuerdo de París del año pasado no es más que el comienzo. ¿Cómo va a funcionar eso si Estados Unidos demuestra ser un país que reniega de sus acuerdos?

Yo diría que lo máximo que una persona progresista puede exigir de manera responsable es la paralización de los acuerdos futuros, o al menos la presunción de que los acuerdos propuestos son culpables salvo que se demuestre su inocencia.

Aquí lo difícil es enfrentarse a la pregunta sobre el Acuerdo Transpacífico, que el Gobierno de Obama ya ha negociado pero el Congreso aún no ha aprobado. (Yo me opongo a él con matices: no es obra del diablo, pero ojalá que el presidente Obama no se hubiera metido en eso). En el Gobierno hay personas a las que respeto que opinan que debería considerarse un acuerdo ya existente que tendría que mantenerse; yo diría que hay mucha menos credibilidad estadounidense en juego de la que ellos afirman.

Sin embargo, la cuestión más general en este periodo de elecciones es que los políticos deberían ser sinceros y realistas respecto al comercio, en vez de soltar golpes bajos. Adoptar posturas es fácil; averiguar lo que podemos y debemos hacer es mucho más difícil. Pero, como saben, ese es el trabajo de un aspirante a presidente.

PAUL KRUGMAN ES PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA.

© THE NEW YORK TIMES COMPANY, 2016

TRADUCCIÓN DE NEWS CLIP