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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

martes, 21 de noviembre de 2017

JOAQUIN BENAVIDES. Sobre un programa de estabilidad económica para Cuba

Por Joaquin Benavides

Las propuestas hechas por Humberto Pérez * y por Pedro Monreal ** han estimulado los comentarios de Joaquín Benavides Rodríguez, autor invitado de este blog, quien ocupó los cargos de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986) y de Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991), desempeñando, además, la responsabilidad de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte entre 1991 y 2003.

* Ver, Humberto Perez. “Comentarios sobre la unificación de las tasas de cambio en Cuba” , 20 de noviembre de 2017 https://elestadocomotal.com/2017/11/20/humberto-perez-comentarios-sobre-la-unificacion-de-las-tasas-de-cambio-en-cuba/

** Ver, Pedro Monreal. “Un programa de estabilidad económica para Cuba”, 15 de noviembre de 2017 https://elestadocomotal.com/2017/11/15/un-programa-de-estabilidad-economica-para-cuba-2/


20 de noviembre de 2017

Estimados Pedro y Humberto:

Me referiré indistintamente a los documentos de ambos para hacer más fácil mi exposición. Trataré de exponer mis opiniones y comentarios sin entrar en contradicción explícita con ninguno de los dos, claro que en varios aspectos será evidente que no coincidimos.

Me referiré a las excelentes imágenes de las hélices y las lanchas. Facilita mucho la comprensión del orden de cómo proceder e incluso del ritmo.

Estoy convencido que hay que comenzar por la hélice de la creación de condiciones básicas para el establecimiento de un sector cooperativo y privado que en dos o tres años sea capaz de absorber más de un millón de trabajadores. Sin esta medida no creo que sea posible ni pensar siquiera en un Programa de Estabilidad Económica de Cuba, con las consecuencias políticas que no poderlo hacer conllevaría.

Es verdad que con el desarrollo del sector privado y cooperativo algunos pudieran acumular riquezas en demasía, socialmente inaceptables según los principios de nuestra filosofía política, pero hay medidas para contrarrestar el problema y mantenerlo bajo control. Pero lo más importante es que una legislación que regule al sector privado y cooperativo, permitiría erradicar el desorden que la falta de regulación está permitiendo, a los ojos de todos, que se estén creando y proliferando verdaderos capitales clandestinos que se alimentan del robo a los activos estatales y que ninguna Contraloría puede resolver. Lo más que puede hacer es constatarlo en la falta de control. Pero una vez terminada la contraloría continua el robo y se incrementa la corrupción, alimentado todo por la escasez de cualquier cosa. Eso no es Socialismo.

En la legislación que se elabore, tendría que ser obligatorio el registro de cada empresa grande, mediana o pequeña y también de las cooperativas que actúen como una empresa, en las oficinas de la ONAT o una creada a esos efectos en el Ministerio de Finanzas. También tendría que ser obligatorio abrir una cuenta bancaria en pesos cubanos CUP en la sucursal de uno de los bancos que operan en el país y una cuenta en divisas (USD, EURO, u otra) solo para ingresar. Una vez acreditado el dinero recibido en la cuenta, el banco transferiría a la tasa de cambio del día a la cuenta en CUP del cliente privado o cooperativo. No sería legal y por tanto no se admitirían pagos entre empresas sean privadas, cooperativas o estatales en otra moneda que no sea el Peso Cubano (CUP).

Podrían operar en igualdad de condiciones con las empresas del Estado. Las empresas privadas y cooperativas tendrían que llevar contabilidad avalada por la firma de un contador con estatus reconocido. El impuesto que se les imponga, que debe ser aprobado por la Asamblea Nacional, debe establecerse sobre la utilidad, igual que a las empresas del Estado.

Yo que tuve alguna experiencia en elaborar legislaciones y someterlas a aprobación del Gobierno, estoy seguro de que 6 meses es un término más que suficiente para preparar un Decreto Ley que regule todo lo concerniente a la creación de empresas privadas y cooperativas. Se le puede dar vigencia por tres años y pasado ese periodo revisarla. Esa Legislación es lo estrictamente necesario para poder echar a andar la segunda hélice y también la tercera.

La lancha con la segunda hélice, que sería la del saneamiento de la empresa estatal debe comenzar a navegar en cuanto se haya publicado en la Gaceta Oficial la legislación sobre el sector privado y cooperativo.

De la empresa estatal a la empresa pública

Yo soy partidario, según lo expresé en otro documento, en convertir las llamadas empresas estatales en Empresas Públicas, o sea en S.A, propiedad del Estado Cubano (Ver, “PYMES estatales”, 29 de junio de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/06/29/joaquin-benavides-rodriguez-pymes-estatales/). Parece lo mismo, pero no es igual. No me voy a extender, porque no es el tema principal en este asunto, pero permitiría que la contabilidad que surja, después de saneadas, refleje la realidad, porque en las empresas estatales la cuenta de capital es ficticia y por lo tanto el cuadre se puede ajustar. Por otra parte, ante la lista que ha publicado el Gobierno de EE.UU de casi todas nuestras empresas que formalmente pudieran ser estimadas como empresas militares, el convertir en Empresas Públicas todas las empresas cuyo único dueño fuera el Estado Cubano, haría inoperante el listado. Por supuesto tendría que haber un Registro Oficial donde aparecerían todas esas empresas con los datos que aparecen en todos los registros de empresas del mundo.

Coincido con la propuesta de Humberto de que, con la segunda hélice, navegando en la segunda lancha, podría comenzar de inmediato el proceso de saneamiento de la empresa estatal, introduciéndole a modo de prueba la nueva tasa de cambio de 1CUC=25 CUP, lo que contribuiría hacer a priori más transparente su contabilidad a la que se sumarian, también a modo de prueba, el efecto de los nuevos salarios aprobados y también el de los nuevos precios mayoristas. Todo ello, repito, a modo de prueba y para poder examinar el efecto.

La tercera hélice, la adopción de una tasa de cambio única, tendría, en mi opinión que comenzar a operar casi simultáneamente con la del saneamiento, pero diferenciándola en su ritmo. He venido defendiendo y continúo haciéndolo, que la tasa única de cambio que se adopte debe ser la misma que la de la población, o sea 1CUC=25CUP. Si van a coexistir un sector privado y cooperativo organizado en empresas con el sector estatal, no creo posible ni justo para el sector estatal que quede en condiciones de inferioridad con el privado. Pero su aplicación al sector estatal no debería ser al mismo tiempo para todas las empresas.

Se debería comenzar a aplicar la tasa única de cambio de 1×25 a las empresas exportadoras y a aquellas otras que, como las del turismo, se supone que aplicándoles esa tasa van a ser ampliamente beneficiadas, sanearles su contabilidad y extraerles la fuerza de trabajo sobrante, si la tuviese. A esas empresas se les pudiera aplicar el impuesto “visible” a que se refiere Monreal, pero también se les podría obligar a adquirir bonos del Estado, redimibles en un determinado período de tiempo y para objetivos también determinados como inversiones, pero que pudieran aparecer en su contabilidad como parte de sus activos.

Considero que en ese momento también se les debe aumentar el salario a todos los trabajadores, en base no a una Reforma Salarial, que considero muy complicada y no se ajusta a nuestra situación actual, pero si a una Escala Salarial, aprobada por el Gobierno para aplicársela a los trabajadores que hayan quedado en las plantillas reajustadas una vez concluido el saneamiento de la empresa.

Hay un principio que defiendo desde los años 80: los incrementos salariales deben ser para los trabajadores que quedan en las empresas racionalizadas o saneadas. El salario debe estar relacionado con el trabajo y no con la seguridad social y cuando en un centro de trabajo se le paga a un trabajador por no trabajar o por trabajar menos de lo que debe, eso es seguridad social y no salario. Por tanto, el incremento del salario debe ser posterior a la reestructuración de la empresa y su costo debe financiarse con la reducción que se ha hecho de gastos o con el incremento de la productividad.

Lo decisivo para que -con la devaluación y los nuevos precios mayoristas- pueda extraerse fuerza laboral de las empresas que no logren trabajar en condiciones de rentabilidad, es que el sector privado y cooperativo haya alcanzado la necesaria pujanza para absorber esa fuerza laboral. Si no es así habrá que durante un tiempo subsidiar la fuerza de trabajo para no crear desempleo y dejar las familias desamparadas.

Precisando la secuencia

Resumiendo, mi opinión en términos de hélices y lanchas: La primera hélice que debe ir en la lancha más rápida, pero sin violar pasos, o sea que se le dote de una legislación bien elaborada y que evite chapucerías, debe ser la creación de condiciones para que las empresas privadas medianas y pequeñas y las cooperativas, puedan comenzar a operar y desarrollarse a fin de que les sea posible ir asimilando a los trabajadores que no tendrán empleo en las empresas estatales saneadas y reestructuradas.

La segunda hélice, que corresponde a la del saneamiento y reestructuración de las empresas comenzando por las exportadoras y del turismo, comenzaría a moverse en una lancha más lenta a partir de que la legislación para la empresa privada y cooperativa haya sido promulgada y avanzaría determinando la situación rentable de las empresas importadoras, estableciendo un orden en base a la complejidad de la solución en función de los intereses de no afectar la economía. En la medida que el sector privado y cooperativo vaya creciendo, el ritmo de la segunda lancha puede ser mayor.

La tercera hélice, que corresponde a la adopción de una tasa de cambio única de 1CUC=25 CUP con la devaluación correspondiente iría en la lancha más lenta que comenzaría a aplicarse en las empresas exportadoras, y del turismo, una vez saneadas y reestructuradas. Después abordaría las importadoras netas con un criterio de solucionar primero las menos complejas y después a las más complejas, hasta llegar a aquellas que no tengan solución salvo liquidarlas como empresas. Si en ese momento no se han reubicado todos sus trabajadores habrá que subsidiarlos por la asistencia social durante un periodo determinado. En todos los casos de la tercera hélice, una vez concluido el trabajo y extraído los trabajadores sobrantes, se aplicaría la escala salarial aprobada por el Gobierno a los trabajadores que hayan quedado en la empresa con mayor contenido de trabajo.

Costos y salarios

Coincido con la opinión de Humberto de que al pasar la tasa de cambio actual de 1CUC=1CUP a la tasa que en este caso propongo de 1CUC=25 CUP deben recalcularse los inventarios existentes y todos los elementos del costo que resulten influidos por esta devaluación del CUP y su reflejo en los costos totales y en los precios mayoristas de las empresas. Habrá que establecer nuevos precios de empresa. Los precios mayoristas habrá que calcularlos para el mercado mayorista que deben ser similares a los que se apliquen a las ventas al sector estatal y al sector privado y cooperativo.

Soy partidario de producir un importante aumento de salarios en las tarifas que perciban los trabajadores que en definitiva queden trabajando en las empresas saneadas y que queden trabajando en condiciones de rentabilidad. A los trabajadores que en ese proceso pasen a trabajar en el sector privado y cooperativo los salarios que les corresponderían se rigen por otras reglas.

Esa es una de las razones, pero no la única por la que no propondría realizar una Reforma General de Salarios. Una Reforma General de Salarios implica un proceso bastante complejo que supondría definiciones con respecto a la Organización de los Salarios para las cuales las empresas y el país en su conjunto carecen de cuadros y especialistas con la suficiente preparación para llevarla a cabo. Eso podría convertirse en un elemento de trabazón adicional a los que ya tenemos en la organización de la economía.

Yo sería partidario de un método más sencillo: a partir de un incremento global del fondo de salarios para las empresas estatales, calculado centralmente, aplicar el incremento en las tarifas de las empresas una vez saneada su contabilidad y certificada de que pueden operar rentablemente. Separar y calcular diferenciadamente el salario de la Educación y la Salud, que no pudieran quedarse fuera de un incremento del salario en el país. Suponiendo que se lograran trasladar del sector estatal al privado y cooperativo en tres años un total de un millón de trabajadores ello significaría un importante ahorro una parte del cual podría dedicarse a mejorar el salario de los trabajadores que continuarían en las empresas estatales y demás actividades priorizadas del país.

Subsidios y transferencias de activos estatales

No tengo claro donde se concentran los 14,465 millones de pesos para subsidios a la exportación y la sustitución de importaciones. Incluso tengo menos claro lo de que el sector agropecuario concentre el 67% de las empresas estatales irrentables del país. No cuestiono los números, sino la causa y el origen de los números.

Recuerdo que cuando en los años 90 se decidió crear las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) a partir de las empresas agrícolas estatales, realmente no se crearon cooperativas, sino que en vez de sanearles su contabilidad y convertirlas en verdaderas cooperativas, se les dejaron todos sus activos fijos, constituidos en una gran cantidad de maquinaria, implementos e instalaciones totalmente inutilizadas, y se incorporaron a la contabilidad de las empresas agropecuarias, sobre todo las de cultivos varios. Que yo sepa, esos activos no se liquidaron nunca y aunque quizás a algunos se les dio de baja por los métodos establecidos, es posible que una buena cantidad continúen depreciándose y como ese proceder puede convertir en irrentables a muchas empresas, el presupuesto resuelve el problema subsidiándolas. No estoy seguro que sea así, pero sería necesario despejar bien el asunto.

Por esa razón, entre otras, las UBPC no son verdaderas cooperativas, sino son un engendro adscrito a las empresas estatales agropecuarias, que deciden casi todo sobre su funcionamiento y planes. Habría que convertirlas en cooperativas agropecuarias, con una legislación específica para ellas procediendo a extraerles todos los activos fijos sobrantes. La Corporación para la Transformación de Activos Estatales (CTAE) que propone Monreal puede ser el instrumento adecuado para ello.

No soy partidario de que los activos que sean extraídos de las empresas estatales, en el proceso de saneamiento, pasen a ser propiedad directamente de las empresas cooperativas y privadas. Soy partidario que con ellos se realice un proceso de evaluación que determine, aunque sea aproximadamente, su valor real y que puedan ser adquiridas mediante compra por las empresas cooperativas y privadas, aunque para ello tengan que recibir un crédito “blando”. Hay que erradicar para siempre de nuestra economía el traspaso de activos que no sea mediante compra-venta.

Metas sociales, flexibilidad institucional y agregación política 

En cuanto a las etapas y su duración estoy de acuerdo con lo que propone Monreal, pero sometido a la flexibilidad que permiten las hélices y las lanchas.

Asimismo, estoy de acuerdo con que el posible costo de la devaluación sobre los precios al consumidor sea compensado mediante un subsidio a productos y servicios básicos y también a los grupos poblacionales vulnerables.

Por supuesto que estoy absolutamente de acuerdo con que las metas sociales son predominantes y en general con la formulación que hace Monreal sobre el desempleo, los salarios y las condiciones homogéneas para los contratos laborales para todos los sectores de propiedad y gestión en lo relativo a derechos laborales esenciales.

Coincido con Humberto en que debe abrírseles a las empresas privadas y cooperativas, posibilidades de importación y exportación a través de un esquema especializado de comercio exterior. Darles la posibilidad de comprar recursos productivos en empresas mayoristas creadas al efecto y que empresas ferreteras y de suministro de otros insumos, de capital totalmente extranjero o mixtas, puedan abastecerlas, utilizando mecanismos de consignación, e incluyendo formas de pagos online desde el extranjero por parte de socios o familiares que los apoyen y contribuyan al país con capital fresco en divisas.

Coincido también con Humberto en que debe autorizarse el desarrollo de entidades mixtas entre empresas estatales y cooperativas, entre empresas estatales y empresarios privados nacionales y entre cooperativas y empresarios privados que aporten capital fresco para ayudar a nuestros planes de desarrollo.

Finalmente coincido totalmente con Humberto en las propuestas que hace acerca de cómo organizar socialmente a los empresarios cubanos y a los cooperativistas. En los inicios de la Revolución todos apoyamos a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y esos agricultores eran tan empresarios privados como los que ahora queremos incorporar activamente a la economía nacional. Nadie podría poner en duda el carácter patriótico y de apoyo decisivo al Socialismo que en nuestro proceso desempeñó la ANAP. No tenemos derecho de dudar de otros cubanos, que en una situación económica compleja y difícil para la nación se incorporen al empresariado privado y se asocien en apoyo al país y al Socialismo cubano.

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