Los emprendedores privados cubanos, directamente relacionados con el turismo, pudieran dejar de ganar hasta 21 millones de dólares en el segundo semestre de 2017 como “cortesía” de Donald Trump. En caso de materializarse tal escenario, se volatizarían aproximadamente las tres cuartas partes del volumen de los ingresos procedentes del segmento más dinámico de sus clientes. El cálculo no es exacto, pero tampoco parece ser exagerado. Esa es la “manzana envenenada” que el Presidente estadounidense le ha regalado al emergente sector privado nacional.
A quienes las recientes medidas pudieran golpearles más rápidamente el bolsillo son, en primer lugar, a los miles de cubanos que con su trabajo e ingeniosidad lograron crearse un “nicho” en la industria turística del país tras la “arribazón” post-2015 de visitantes de Estados Unidos.
Los emprendedores que directamente hospedaron, alimentaron y transportaron una parte significativa de los 285,000 visitantes estadounidenses que viajaron a Cuba en los primeros cinco meses de 2017, se perfilan como los grandes perdedores de las recientes medidas anunciadas por el presidente de Estados Unidos. Habría que agregar a la lista de perjudicados otros miles de cubanos que, de manera “indirecta” e “inducida”, se han beneficiado de la expansión del segmento más vibrante de la economía privada cubana y que a partir de ahora se verían impactados negativamente.
No ha sido fácil para esos emprendedores lograr lo que hoy tienen. Las restricciones internas a las que se enfrentan –particularmente el hecho de que todavía no tengan la posibilidad de funcionar como empresas privadas- han convertido su quehacer diario en una “pelea cuesta arriba”, pero su propia existencia –caracterizada, en muchos casos, por la prosperidad y no solo por la sobrevivencia- es una muestra concreta de que representan un componente visible de una economía y de una sociedad cubana que se transforma y que cada vez es más diversa.
Lo que durante varios años no ha logrado alcanzar el empecinamiento de una parte de la burocracia estatal cubana y la prevalencia de determinadas visiones oficiales ancladas en el estatismo, está en camino de conseguirlo Trump de “un plumazo”: devolver a miles de emprendedores, empleados y suministradores, a una probable situación de desempleo y de pobreza.
El gobierno cubano no parece estar entusiasmado con la idea de fomentar muy activamente el sector privado, pero lo cierto es que tampoco se observa la menor intención de comprimirlo, porque iría contra su interés de garantizar estabilidad social y política en el país. Hasta donde conozco, no existe documento alguno del Partido Comunista de Cuba (PCC), o del gobierno cubano, que proponga reducir el sector privado nacional.
Sin embargo, no es solamente una cuestión de documentos. El número de ciudadanos cubanos que trabajan en el sector privado –específicamente en su modalidad de trabajo por cuenta propia (TCP)- había aumentado, a finales de 2016, a un total de 535,000 personas (aproximadamente el 11 por ciento del empleo total), y la empresa de reservaciones online Airbnb, líder global en el alojamiento turístico de “particular a particular”, ha informado recientemente que Cuba es su mercado de más rápido crecimiento a nivel mundial, con 22,000 sitios de alojamiento, siendo La Habana (con 13,000) un mercado más grande que el de algunas grandes ciudades de Estados Unidos, como Chicago, Boston y San Francisco.
Esas son cifras concretas que confirman que el sector privado cubano ha tenido la oportunidad de expandirse en el país y que ha sabido capitalizar, a su favor, el incipiente proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos.[i]
Como contraste, la reciente “Directiva Presidencial” estadounidense “le niega el pan y la sal” a los emprendedores privados cubanos. No hay otra forma posible de interpretarlo. ¿De qué manera pudiera prosperar un negocio privado si el Presidente de Estados Unidos se propone “espantarle” masivamente a los mejores clientes?
Las cifras no dejan margen a la equivocación. En diciembre de 2016, primer año desde la flexibilización de las regulaciones de viajes a Cuba para los ciudadanos estadounidenses, el número de visitantes del país norteño dio un salto del 74 por ciento en relación con el año anterior, para ubicarse –con casi 285,000 viajeros- como la tercera fuente de visitantes que recibe Cuba.[ii]
El crecimiento en la primera mitad de 2017 ha sido todavía más espectacular, con una cifra aproximada de 285,000 visitantes estadounidenses entre enero y mayo, para un crecimiento de 145 por ciento en comparación con igual período de 2017. Ha sido esa marea de visitantes de Estados Unidos un factor clave en el fortalecimiento del emergente grupo social de los emprendedores privados. La demanda de los visitantes estadounidenses  ha creado empleos, nuevos ingresos para miles de familias, y ha contribuido a hacer más denso el tejido económico del sector privado nacional.[iii]
Según una reciente encuesta encargada por Cuba Educational Travel a la firma Public Opinion Strategies:[iv]
* El 76 por ciento de los visitantes estadounidenses se hospedaron en un alojamiento particular durante una parte, o durante el total de su estancia en Cuba.
*  El 99 por ciento de los visitantes estadounidenses consumieron en un restaurante privado (paladar).
*  El 86 por ciento de los visitantes estadounidenses compraron artesanías, bienes artísticos o música a artistas independientes.
*  El 85 por ciento de los visitantes estadounidenses viajaron en taxis privados.
*  El 74 por ciento de los visitantes estadounidenses tuvieron conversaciones con los emprendedores cubanos.
*  El 86 por ciento de los visitantes estadounidenses considera que los viajes desde Estados Unidos y el comercio con Cuba reporta más beneficios al pueblo que al gobierno cubano.
En caso de que los niveles de visitantes de los primeros cinco meses del año 2017 pudieran repetirse en el segundo semestre, un cálculo conservador indica que ello pudiera representar ingresos directos para los negocios privados nacionales por un monto estimado de 28,2 millones de dólares (escenario “inercial”).
Sin embargo, parece razonable asumir que las nuevas medidas de Trump afectarían el flujo de visitantes estadounidenses durante el segundo semestre de 2017. En ese sentido, pudiera pensarse en dos escenarios. El primero, un escenario con reducción “moderada” de los visitantes, con una cifra de 137,000, igual a la que se registró en el primer semestre de 2016, inmediatamente después de la flexibilización de las regulaciones de viajes decretada por la Administración Obama. El segundo sería un escenario de reducción “severa” de los visitantes, con una cifra de 76,000 visitantes, equivalente a la del primer semestre de 2015, antes de la flexibilización de las regulaciones.
Con el escenario “moderado”, los negocios privados pudieran ver reducidos sus ingresos de 28,2 millones a 13,5 millones de dólares, es decir, dejarían de ganar 14,7 millones de dólares, lo que representaría una contracción de aproximadamente la mitad del volumen de sus ingresos generados por clientes estadounidenses.
En el caso del escenario “severo”, la reducción sería mucho mayor, desde 28,2 millones a 7,4 millones de dólares, dejándose de ganar 20,8 millones de dólares. Eso equivaldría a la “evaporación” de casi las tres cuartas partes del volumen de los ingresos resultantes de las transacciones privadas de los visitantes de Estados Unidos.
Previsiblemente, los emprendedores cubanos tratarían de adoptar estrategias alternativas que pudieran permitirles compensar el golpe que les viene “del Norte”, y quizás algunos pudieran tener éxito, pero el punto sobre el que desea llamarse la atención es el potencial efecto devastador de las medidas. Difícilmente los emprendedores cubanos de la actividad turística puedan sentir simpatía por quienes han desatado procesos que pudieran aniquilar, en poco tiempo, su clientela más dinámica.
Las cifras indicadas anteriormente son estimados gruesos, pues es bastante limitada la información primaria disponible -detallada y confiable- que haría posible arribar a estimaciones precisas. La prioridad de la estimación realizada no ha sido contabilizar con precisión sino ilustrar, de manera general, la posible escala del impacto negativo de las medidas sobre el sector privado.
Los supuestos claves que han resultado en las cifras absolutas de la estimación realizada (número de visitantes, duración de la estancia promedio, gastos diarios, y por ciento de gastos de visitantes en el sector privado) son debatibles. Otros especialistas pudieran utilizar supuestos distintos y ello modificaría las estimaciones de las cifras absolutas. (Ver al final del texto las notas técnicas sobre las estimaciones realizadas).
Sin embargo, lo que parece ser más importante son las reducciones relativas en los ingresos, algo que dependería fundamentalmente de la reducción del número de visitantes. Hemos asumido que ese número va a reducirse, pero es imposible predecirlo de antemano y por ello se ha utilizado una “horquilla” basada en dos escenarios.
Con independencia del volumen total de ingresos, una reducción de aproximadamente el 50 por ciento de los ingresos de la clientela de más rápido crecimiento –sea desde 28,2 a 13,5 millones, o de 40 a 20 millones- pondría en jaque a cualquier negocio. Una contracción del orden del 75 por ciento en ese tipo de ingresos pudiera arruinar un negocio en cuestión de semanas. Ello tiende a ocurrir independientemente de las cifras absolutas de la estimación.
En caso de que no tuvieran éxito las posibles estrategias compensadoras de los emprendedores, si llegase a ocurrir una reducción de entre el 50 y el 75 por ciento del volumen de los ingresos provenientes de una base de clientes que combina gran escala y alto crecimiento, muchos negocios privados no podrían subsistir y la mayor parte de los que lograsen sobrevivir lo harían asumiendo afectaciones importantes.
En realidad, los efectos negativos no se limitan a los impactos “directos” anteriormente abordados, sino que también incluyen los impactos “indirectos”, relativos a otros componentes de la cadena productiva que hace posible ofrecer los productos y servicios del negocio turístico, por ejemplo, suministro de insumos gastronómicos, muebles, avituallamiento, limpieza, mantenimiento, etc.
También deben tomarse en cuenta los impactos “inducidos” que se relacionan con la manera en que los participantes directos en los negocios turísticos (emprendedores, empleados y suministradores) gastan sus ingresos y con ello crean una demanda en otras partes de la economía, incluyendo el sector privado. Este breve texto no aborda ese tema, que requiere disponer de datos que hoy no parecen estar disponibles. No obstante, conviene llamar la atención de que estudios sobre los impactos del turismo en otros países indican que la suma de los impactos “indirectos” e “inducidos” puede ser llegar a ser mayor que los impactos “directos”.[v]
Eso pudiera significar que, quizás, la “onda expansiva” negativa de las medidas de Trump sobre el sector privado nacional pudiera ser mucho mayor que el rango de impactos negativos “directos”, que se ha estimado entre 14,7 y 20,8 millones de dólares.
Todo este asunto plantea una interrogante: ¿de qué manera un “hombre de negocios” como Trump pudiera no percatarse de algo que una peluquera de la Habana Vieja entiende a la perfección?: sin buenos clientes no hay negocio próspero.
Una primera hipótesis pudiera ser que el previsible impacto negativo de las medidas no fuese un “daño colateral” accidental. Quizás no se trate de que los emprendedores cubanos fuesen víctimas no intencionales de “fuego amigo” de parte de la Administración Trump. Pudiera ser que la intención real –convenientemente disimulada- fuese hacer fracasar el segmento más dinámico, más visible y hasta probablemente más “icónico” de la función positiva del sector privado en los marcos de “la actualización”, es decir, de una reforma diseñada y dirigida por el gobierno cubano.
¿Por qué tendría que parecerle ventajoso a los adversarios del gobierno cubano contribuir al éxito de la expansión de un sector privado nacional que, siendo parte de una política de Estado, serviría para reforzar –no para debilitar- un modelo socialista más descentralizado y eficiente cuyas ganancias políticas serían acreditadas al PCC?
Concluyo con una segunda hipótesis: las medidas pudieran ser también una manera de fomentar el descontento popular, sobre todo en la capital del país, en condiciones en que la “válvula de escape” que representaba la emigración descontrolada hacia Estados Unidos prácticamente ya no funciona, la economía cubana presenta problemas para crecer, el principal socio económico de Cuba atraviesa una complicada crisis, y el liderazgo político y estatal cubano se enfrenta al reto de asegurar su cambio más importante de las últimas seis décadas.
Notas técnicas de la estimación realizada
Alojamiento:
Se asume que el 76 por ciento de los turistas estadounidenses se hospedaron al menos una noche en un alojamiento privado (Fuente: Public Opinion Strategies “Cuba Traveler Survey”, April 13, 2017, Ver aquí)
El último dato de fuentes cubanas respecto al por ciento de visitantes estadounidenses que se hospedaron en alojamientos privados es de 21,1 por ciento, en 2014 (Fuente: José Luis Perelló Cabrera, “El sector privado y el turismo en Cuba ante un escenario de relaciones con Estados Unidos”. ASCE. 2016. Ver aquí)
Duración estimada promedio de visitantes estadounidenses: 2,9 noches. En nuestra estimación, la cifra se ha redondeado en 3 noches (Fuente: Cuban Research Institute (CRI) de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), citada por José Luis Perelló, “El Turismo de Estados Unidos a Cuba Ante el Nuevo Escenario de Relaciones Bilaterales”, Desde la Isla. No. 26. 11 de marzo de 2015. Cuba Study Group. Ver aquí)
El ingreso promedio de una noche de alojamiento privado ha sido calculado a partir de los datos de Airbnb: 2,700 USD de pago anual a propietarios de alojamientos divididos por las 33 noches promedio de alojamiento, es decir 82 USD. Se asume que es un gasto en condición de “ocupación doble” y por tanto el gasto de alojamiento por noche y por persona es de 41 USD. (Fuente: “Airbnb and Cuba: Two years of connecting people and generating economic opportunity for individuals and families”. Mayo 2017. Ver aquí)
Para el cálculo de los ingresos por alojamiento se asume que el 76 por ciento de los visitantes se hospedaron una noche en un alojamiento privado y para las otras dos noches se asume que se ha alojado el 20 por ciento de los visitantes. Dada la falta de datos más precisos, se ha adoptado una combinación del por ciento de 2014 (redondeado a 20 por ciento) y el dato del 76 por ciento del survey de Public Opinion Strategies. Ver aquí
Gastos “discrecionales” de los visitantes:
Los gastos “discrecionales” se han dividido en tres grupos: a) gastos diarios en comida y bebida; b) gastos específicos incurridos al menos una vez durante la estancia (transporte local, propinas, entretenimiento, transporte inter ciudades); y c) gastos en souvenirs.
Para esos gastos existe información promedio real recopilada entre sus clientes por el sitio online Budget Your Trip, mediante una “aplicación” que registra los gastos durante el viaje. La metodología del sitio calcula algunos datos de manera diaria (comidas y bebidas, por ejemplo) y otros gastos son calculados de manera específica, cuando se incurre en un gasto que no se hace necesariamente cada día (entretenimiento, por ejemplo). Fuente: Budget Your Trip. Ver aquí)
Se ha asumido que el 50 por ciento de los visitantes estadounidenses hicieron todos sus gastos diarios “discrecionales” en el sector privado.
Referencias
[i] Cifras sobre trabajo por cuenta propia. Periódico Trabajadores, 9 de febrero de 2017. Cifras sobre Airbnb: (Fuente:  “Airbnb and Cuba: Two years of connecting people and generating economic opportunity for individuals and families”. Mayo 2017. Ver aquí)
[ii] ONEI. “Turismo internacional. Indicadores Seleccionados. Enero – Junio 2016”. Ver aquí
[iii] ONEI. “Turismo internacional. Indicadores Seleccionados. Enero – Junio 2016”. Ver aquí
[iv] Public Opinion Strategies “Cuba Traveler Survey”, April 13, 2017, Ver aquí
[v] Measuring Tourism´s Impact. A pilot Study in Cyprus. A Study by The Travel Foundation in association with PwC. Ver aquí